Hola amigos , permítanos presentarnos, somos Fernando y Tamara , los encargados de que todos se vayan de aquí descansados, contentos, comidos, no tan bebidos y con algo menos de dinero en sus bolsillos. Como ya sabrán, intentamos que todo el mundo encuentre un ambiente familiar y divertido, para ello nuestra intención es no ser serios en el trato, pero si en el trabajo...
Allá por los años 90 empezó nuestra aventura por el sueño de María del Carmen, por poner un negocio de venta de productos típicos para comercializar la miel que, Juan Francisco “Quico pa los amigos” producía junto con su socio y amigo Valerio, al cual recordamos con gran cariño.
Encontramos un edificio perfecto que además se encontraba en un lugar estratégico, pero como en todos los sueños había un inconveniente, estaba en ruinas, por lo que tuvimos que reconstruirlo. No sin mucho trabajo conseguimos levantar uno de los edificios con más historia de la zona, el comedor había servido como cuadra para los animales y dormitorio para tratantes y gentes humildes que tenían que descansar en sus viajes entre la capital y los pueblos de la zona, incluso una improvisada sala de partos según los testimonios de gentes de la zona que aseguran haber nacido allí...
Llegó la inauguración con una fiesta para toda la familia donde Quico bautizó aquel edificio con el nombre de “Venta el colmenar”. Sin apenas darnos cuenta pasamos en poco tiempo de vender nuestra miel, quesos y demás productos típicos, a servir cervezas, cafés, raciones, comidas. Todo esto se nos escapaba de las manos, imagínense la escena Quico en la barra, Maricarmen en la cocina, tres chavales de apenas doce años, repartidos entre la cocina, el comedor, la barra... y una niña pequeña, dormida en una pila de sillas al calor de la chimenea, cada vez había más y más gente y no estábamos preparados, el comedor tenía el suelo de cemento, la cocina era muy pequeña, los “plomos” se saltaban todas las noches cuando más gente había porque la instalación no estaba preparada para tanta “tralla”, aquello era una locura, A cualquier amigo o familiar que venía a vernos le tocaba trabajar porque no dábamos abasto, no sería justo si no destacara gran el trabajo del abuelo Jacinto, El tío Faustino, la abuela Teresa y muchos amigos que siempre estuvieron dispuestos a trabajar duro sin pedir nada a cambio. En el año 2004 se incorpora Tamara al equipo, empezó en la cocina,
Poco a poco y con muchísimo trabajo fuimos creciendo, conseguimos poner en marcha dos casas rurales y, actualmente, un acogedor hostal de 19 habitaciones.
La historia continua y nos encantaría que pudierais seguir formando parte de ella…